No viví mil momentos contigo. No te abrasé, ni te bese todo lo que yo hubiese querido. Pero nunca me olvido de esas largas conversaciones hasta las tantas. Las ganas de vernos que parecía que traspasaban cualquier distancia. De tu sonrisa, de como me hacías reír. De esas noches que fuera cual fuese la hora, me quitabas las ganas de irme a dormir. Solo quería pasarme todo el rato hablando contigo y escuchando y leyendo todos tus te quiero. No me cansaba.
Nunca he olvidado el final y todo el tiempo que me costo olvidarte. Pero jamás olvido el principio.
Siempre serás especial, porque simplemente hasta al final me hiciste sentirme especial.