21 de octubre de 2012

Elogia.

Todavía perduran esas tardes de sol; nada qué esperar del mañana, todo nos lo daba el día que vivíamos,un pan desordenado del que confía en todo, sueño profundo
sueño quieto la mínima certeza de la carne con algo de ternura contra la/ mala sangre, una displicente seguridad de que perduraríamos jóvenes, incólumes sin mancha ninguna en las entrañas.
Todavía existen esas tardes, sin desprecio y sin afecto por nada que no fuera nuestro goce: el mundo entero cabía en el lecho donde nos amábamos.
Vislumbro un jardín entre brumas, sentíamos el olor de los jazmines difuminados,aquella niebla tenía los aromas leves de nuestros cuerpos ese perfume que llegó a ser otro perfume, el olor inextinguible:
Todavía cada bocanada de aire me mantiene vivo solamente por la esperanza de aspirar ese olor.
Corazón depredador, cloaca, ruina de un cielo que fue todo lo que yo haya sido:
ahora mi palabra sucia ronda aquellas ruinas de mí mismo:
Te amoe y eso basta,abrazado a ti fui feliz,ahora lo se,ahora cuando perteneces a la muerte.