¿Realmente tengo que sentir sólo porque el corazón me siga latiendo en el pecho?
Creo que, después de la montaña rusa que disfrutan mis pulsaciones cuando te acercas, tengo derecho a decidir y elijo que seas culpable de mi taquicardia.
Quizá no sienta sólo porque tengo un corazón. Tal vez, siento porque tú estás cerca, aprietas el botón de arranque y aquí estoy, acelerando sin control por la autopista del amor. Sí, aquella que juré no pisar de nuevo.